Archivo del Autor: Ondiz

Acerca de Ondiz

Doctora en ingeniería. Loca del software libre. Haciendo GNU/Linux más accesible para mí y de paso para los demás. También hago pan.

El 2022

El 2022 ha sido un año de mierda. Ya apuntaba maneras cuando nos quedamos sin luz justo después de comer las uvas y se quitó la careta con el incendio que hubo a 20 metros de mi casa el día 3 de enero. Un año que empieza así bueno no va a ser.

Siguió mejorando cuando me despidieron del trabajo sin motivo y sin reconocerlo. Por esas fechas pillé el covid, tosí sin parar durante 3 semanas, confundí palabras, fui incapaz de concentrarme y tuve insomnio durante varios meses.

Tuvo su punto tragicómico cuando entraron las ovejas de un vecino en el bosque de alimentos que llevo un año planificando y cuidando y se comieron los árboles.

Su traca final incluyó otro paper Q1 que me van a publicar pero que no me vale para el sexenio porque la academia de este país está basada en el mérito y la excelencia pero hay que trabajar 8 meses en el año en que publicas para que puedas meterlo en el sexenio. Que la revista tarde 6 meses en contestar y que en ese tiempo te echen a la calle porque *precariedad* no importa.

Finalmente, el apoteosis ha llegado con un corte de luz de 8 horas con la comida navideña en el congelador. Por simetría, supongo.

Por si os preguntabais por qué no escribía.

Feliz año.

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Camino a la panificación: paz con harina de maíz

Hace mucho que no escribo en el blog porque he estado ocupada haciendo cosas IRL. Muchas cosas. Millones de cosas. Algunas implican lidiar con la firma digital y otras llevar un sombrero de paja. Un día ya os cuento.

La cosa es que entre las miles de millones de tareas apareció un paquete de harina de maíz porque yo soy de esas personas que compra harina de todos los cereales del mundo y luego va y hace pan blanco para no pensar. Entonces, llega un momento en que tiene cereales con los que no sabe que hacer y coge uno de sus múltiples libros de pan y elige una receta para luego no obecederla. En este caso la receta elegida fue el pan de maíz de Hamelman del libro El pan, que es un libro precioso y que amo intensamente. Por primera vez voy y obedezco una receta y (tachán) me cuesta mil amasar porque Hamelman tiene una amasadora y yo solo tengo mis manitas. ¿Mi solución? Escaldar el maíz. Con eso menos trabajo para las manitas y pan amarillo para el ñam ñam.

Abajo está cómo lo hago. Foto no hay porque me lo como demasiado rápido.

Pan con harina de maíz

Escaldando a Hamelman


Ingredientes

  • 200 g de masa madre de espelta al 100% de hidratación
  • 300 g de harina blanca
  • 100 g de harina de maíz
  • 250 g agua
  • 8 g sal
  • 20 g aceite

Direcciones

  1. Vierto sobre el maíz el agua hirviendo y lo mezclo con una cuchara de palo para hacer una masa.
  2. Cuando el papillismo de maíz está templado añado el resto y amaso.
  3. Fermento hasta que crezca, un par de horas a temperatura primaveral cantábrica o una noche de nevera (¿lleva mucha masa madre para tanta fermentación? sí, pero yo tengo una vida).
  4. Formo en barrote y fermento otra hora y media o así en condiciones como las previas.
  5. Aso en mi horno de 25 años precalentado a 250ºC, los primeros 10 minutos a 250ºC solo con calor arriba, luego 20 minutos a 200ºC y con el calor residual del horno otros 10 minutillos más.

En qué ando últimamente

El final del 2020 fue una auténtica locura, tanto que tengo la investigación parada desde hace meses y hago los deberes de italiano en el tren. Eso sí, entre toda la locura, descubrí que mi charla de la esLibre del año anterior está ahora en PeerTube:

y colaboré con mi voz en un pequeño vídeo sobre el Fediverso gracias a Bicivoladora:

Para empezar bien el 2021, me pasé de forma no premeditada a una distro rolling release después de romper elementaryOS intentando hacer funcionar una Wacom. Todo ello porque me dio por probar la ilustración digital como método para recuperar la confianza en mí misma en temas artísticos, ya que desde que cerró el taller de pintura al que iba, apenas le he podido dedicar tiempo al dibujo.

La distro en cuestión es Manjaro y, para no parar de innovar, con Plasma como escritorio. En mis pocos días manjeros no he tenido problemas más allá de tener que instalar gcc para que funcione la GUI de Emacs. Problemas que la wiki de Arch (como siempre) me solucionó.

Por lo demás, sigo trabajando en mi pequeño huerto, sigo haciendo pan y sigo dando clase otro semestre más. Mi objetivo principal para los próximos meses es llenar de flores el huerto para aumentar la biodiversidad y alimentar a los polinizadores. También intentaré sacar más tiempo para escribir en el blog en su séptimo año de vida. A ver si es verdad 🙂

Un cosmos, una de las primeras flores del huertito.

Algunas cosas interesantes

Como siempre, os dejo una pequeña lista de cosas que he leído, visto u oído en los últimos tiempos y que me parecen interesantes.

Artículos

Libros

  • Trabajos de mierda. David Graeber. Ariel, 2018: un libro que tenía pendiente desde hace mucho tiempo y que, aparte de ser bastante gracioso, hace pensar acerca de por qué trabajamos cada día más en cosas que tienen cada vez menos sentido.

Podcasts

  • Facebook y Europa, ni contigo ni sin ti en Nada que esconder: «¿qué pasaría si Europa se queda huérfana de Facebook?»
  • Politizar la tecnología de Post Apocalipsis Nau: con Ines Binder y Santiago García Gago hablando de su libro homónimo.
  • La mitad de los episodios de Logonautes, un podcast sobre el lenguaje y el cerebro que acabo de descubrir y que he estado escuchando sin parar mientras tejía una manta.

Vídeos

La memoria del dato

Vivo inmersa en una paradoja. Implica datos, memoria y gestión algorítmica a un nivel tan absurdo que me parece representativa de los tiempos que vienen vivimos. Paso a relatarla.

Vivo en un pueblo no muy grande en el que hace años que el pequeño comercio no para de cerrar. Apenas hay variedad de tiendas y nos vemos obligados a comprar en el supermercado, especialmente cuando necesitamos alguna verdura de uso menos común, como el hinojo o la remolacha. En este supermercado han encontrado la manera definitiva de evitar el desperdicio de alimentos: dejar de traer aquellos productos que no se han comprado en determinado plazo. Ese es su algoritmo de gestión. Por supuesto, reducir la cantidad de comida que se tira es algo que apoyo, pero el algoritmo en cuestión ha propiciado (como mínimo y solo en la parte de frutería) la desaparición del hinojo, la rúcula, el jengibre, el apio y los pomelos, todos ellos cuando estaban de temporada. Aquí es cuando empieza a tomar forma la paradoja: si dejamos de comprar en el supermercado, contribuiremos a reducir las opciones del resto de clientes e incluso las nuestras futuras; pero si seguimos comprando, serán el resto de clientes quienes decidan cuáles son nuestras opciones. Si había alguna duda de que somos interdependientes, el algoritmo de nuestro supermercado las disipa.

Si hasta ahora hemos podido seguir teniendo una dieta variada ha sido porque, como ocurre en los pueblos no muy grandes, hablamos habitualmente con el personal del supermercado, y el responsable de la frutería conoce a la clientela e insiste en que no dejen de surtir esta sección. Cada vez lo tiene más difícil: debe esperar semanas hasta poder volver a pedir algo que no se ha vendido bien y necesita un permiso especial para que repongan el producto en cuestión. Esto me lleva a la pregunta evidente: ¿qué sucederá si el supermercado decide fiarse únicamente del algoritmo y sacar el factor humano de la toma de decisiones? Al fin y al cabo es el algoritmo el que reduce tanto el desperdicio como el gasto inútil del supermercado, no el responsable, ¡prescindir de él haría que aumentasen los beneficios!

Esto que os cuento no deja de ser un ejemplo de lo que ocurre cuando diseñamos sistemas que ignoran el hecho de que las personas estamos interconectadas, eliminan la humanidad, suponen que el comportamiento futuro de alguien puede predecirse únicamente a partir comportamiento pasado y eliminan toda opción de reajuste. En este caso, yo puedo vivir perfectamente sin echar apio en el puré de verduras, pero ¿y si este algoritmo decidiese por ejemplo que no hay que darme una beca porque las personas de mi pueblo no tienen «interés» en estudiar? Ahí las consecuencias podrían ser mucho más graves que un puré insípido.

En qué ando: desescalando

No sé si ha sido que el confinamiento y posterior desescalada me han vuelto más huraña de lo normal (y eso que el el nivel estaba ya muy alto) o porque he estado dándole vueltas a lo que significa tener un blog en una plataforma como WordPress (el compañero de Bokunoshumi lo cuenta mejor) pero hace tiempo que no escribo. No tenía el clásico hormigueo que te obliga a crear, a expresar lo que sientes en un trozo (digital) de papel. El nuevo editor de WordPress tampoco ha ayudado, también os digo.

Lo que sí que he hecho durante todo este tiempo ha sido cosechar kilos de tomates, un par de lechugas, pipas de girasol, berenjenas y calabacines; fabricar helado, sorbete y yogur helado; maltear centeno y aprender a recoger y guardar mis propias semillas. Legaré a mis hijos una masa madre, varios fermentos de yogur y sus propias semillas. Creo que no es una mala herencia. Mejor que unos pensamientos en un blog.

girasol

El único girasol que sobrevivió a los vientos huracanados y que generó pipas.

Algunas cosas interesantes

He leído mucho durante este tiempo, eso sí: he entrado en una fase en la que prefiero quedarme a un lado y escuchar los puntos de vista de las demás personas.

Aquí os listo algunas cosicas que me han llamado la atención.

Artículos

Libros

  • Camino hacia la transformación social: Trabajos Fin de Grado y Trabajos Fin de Máster como herramienta de cambio. ISF-MGI, 2019: un cuaderno de trabajo sobre el poder de transformación de los TFG y TFM, con metodologías, inspiración y retos.
  • Data feminism. Catherine D’Ignazio and Lauren F. Klein.The MIT Press, 2020: un libro con claves para que nuestra recogida de datos y posterior análisis se lleve a cabo desde un punto de vista feminista interseccional. Me resultó un tanto repetitivo pero me parece un libro necesario y que aporta muchos ejemplos que hacen cambiar de punto de vista. Me encantaría ver una adaptación de esta critica a nuestro contexto.
  • Urbanismo feminista. Collectiu Punt 6. Virus, 2019: un libro que nos hace pensar sobre quiénes ocupan los espacios, para quiénes se diseñan y cómo podrían hacerse de otra manera.
  • El orden del discurso. Michel Foucault. Espasa Calpe, 2018: se lo vi a su dueño y se lo robé para leerlo antes que él. Se lo devuelvo, no preocuparse. Foucault hablando sobre el origen del concepto de «verdad» y los métodos de control del discurso, pasando desde la modernísima idea de autoría a la ofuscación deliberada de los textos que exige cierto nivel a quien los lee.
  • La nueva cuestión urbana. Andy Merrifield. Katakrak, 2019: me vine arriba con el tema urbano y me puse a leer este ensayo que habla de la ciudad como espacio de lucha social. Me quedo especialmente con el capítulo sobre Detroit, me llega especialmente como persona de lo que fue una zona industrial y ahora es una zona residual.
  • La utopía de las normas. David Graeber. Ariel, 2015: murió el autor y me di cuenta de que nunca había leído un libro suyo completo, solo artículos sueltos. Como venía de leer una crítica sobre la imposición de la legibilidad, me pareció la obra que más me encajaba. Como persona a la que Hacienda cambió la fecha de nacimiento y luego tuvo que demostrar que había nacido el día que había nacido, me ha gustado especialmente. La crítica de la tecnología es de lo mejor que he leído en mucho tiempo además.
  • El arte como oficio. Bruno Munari. Labor, 1968: una colección de ensayos de Bruno Munari que tratan sobre arte, diseño y utilidad.
  • Técnica y civilización. Lewis Mumford. Alianza, 1982: veo a Mumford citado constantemente y decidí ir a la fuente. Lo acabo de empezar, ya os diré.

Voy a empezar a tener que empezar a citar los libros bien para contentar a mi académica interior, maldita sea.

Podcasts

  • Autor, autora de Trincheras de la cultura pop: sobre el sentido que tiene este concepto cuando hablamos de cultura de masas.
  • Reconocimiento facial, el ojo que todo lo ve de Nada que esconder: el primer capítulo del podcast de la gente de iuvia. Sobre reconocimiento facial, dónde se está aplicando, cómo funciona y sus problemas. Felicito al equipo del podcast que lo hacen fenomenal y espero que sigan mucho tiempo.
  • Historia de la Inteligencia Artificial de La linterna de Diogénes: para que no nos quedemos en la magia del asunto.
  • Post Apocalipsis Nau: todo lo que han hecho y harán.

Vídeos

  • Ciencia o prejuicios ante la realidad LGTBIQA+: seminario de Javier Armentia que forma parte de los Seminarios de igualdad y género en ciencia de ICMM-CSIC.
  • The most mind-blowing concept in music (Harmonic Series) de Andrew Huang: un concepto musical que yo entendía desde el punto de vista físico y que ahora puedo extrapolar a este otro ámbito (¡Gracias, Esteban!).
  • Los capítulos de Charles Darwin vs Karl Marx, Logic y Who’s afraid of the experts de Philosophy Tube: el primero sobre cómo se entendió la teoría de la evolución en su momento histórico (eché de menos a Kropotkin), el segundo sobre cómo analizar un texto y ver lo que realmente dice y el último sobre el papel de los expertos en la sociedad.
  • Latin Language Spoken | Can Spanish, Portuguese, and Italian speakers understand it? de Ecolinguist: el vídeo que ha vuelto a despertar mis ganas de aprender latín. Est insolitum! (¡Gracias, Ekaitz!)

En qué ando: edición confinamiento

A los académicos nos han repetido hasta la saciedad que Newton (¡Newton!) fue hiperproductivo cuando debió encerrarse. Que es una oportunidad para escribir todo eso que no podíamos escribir porque cosas. Los adalides de la producción nunca se lo imaginarían, pero esas cosas1 han empeorado durante el confinamiento.

Como respuesta a esta exigencia decidí ajustar mi producción al tiempo en el que estábamos: una pandemia mundial que ha provocado la muerte de miles de personas. No una vacación hogareña. No un retiro espiritual. Ajustar el currelo tradicional está complicado, así que ha sido aplicado al currelo informal, véase la creación de contenido en este blog y en las redes sociales.

Durante estos días solo ha aparecido en el blog la receta del pan que me acompañó el primer mes de cuarentena y que bauticé como pan de pandemia. Y es que, aparte del día que nos juntamos para hablar de ética y tecnología, me he dedicado a la introspección: a leer, a escuchar, a la huerta. ¡Ya están los tomates bien grandes y pronto habrá que recolectar los ajos! En unos meses mi actual trabajo ya no me dará de comer, pero la huerta sí. Está claro qué hay que cuidar.

Algunas cosas interesantes

Os dejo aquí algunas cosas que he leído estos últimos meses.

Artículos

Libros

El confinamiento ha conseguido lo que nada antes: he terminado todos los libros que tenía empezados. Y estamos hablando que era un número del orden de la decena. Os voy a contar un secreto: los libros que listo aquí suelen ser libros que he acabado de leer en este mes. No siempre porque no sigo ni mis propias reglas, pero así suele ser. Generalmente, esos libros, junto con algunos otros, me acompañan durante varios meses en mi hábito de lectura disperso. Os presento a mis compañeros de confinamiento:

  • La sociedad implosiva: una sucesión de sentencias sobre el capitalismo en su fase actual. Como persona racional y normal que soy, me leí primero la segunda parte y luego esta.

  • Revolución en punto cero: una recopilación de ensayos de la Federici. Tengo como objetivos vitales, por una parte, leerme todo el catálogo de Traficantes de Sueños y, por otra, que sigan viniendo señores al blog a explicarme que el liberalismo es El Camino. Este libro me ayuda a avanzar en ambos.

  • Style: Toward Clarity and Grace: gran parte de mi trabajo consiste en escribir y no sé hacerlo. Lo hago, claro, pero sin saber. He aprovechado el teletrabajo para educarme un poco más en lo que a la escritura académica se refiere y he visto citado este libro varias veces.

  • Stylish Academic Writing: del mismo tema que el anterior, pero enfocado a la escritura académica. Curioso de leer sobre todo teniendo en cuenta que jamás se me permitiría aplicar algún concepto del libro que hiciera la producción académica más fácil de leer.

  • El contrato social: Rousseau explicando cómo se genera el Estado, por qué y cuál es el mejor estado en diferentes circunstancias, es bastante gracioso. Cuando me vienen los señores a discutir me gusta usar a sus ídolos en su contra. Ellos no les han leído pero yo sí.

  • El código 2.0: se lo vi a un compañero acompañando a otros clásicos de la cultura libre que había leído y me lo apunté. Me gusta leer libros que predicen el futuro en el futuro que predicen.

Por cierto, si es posible que lea tanto es por dos razones: la biblioteca y las licencias libres. Poseo físicamente alguno de los libros que se pasa por aquí, pero, en general, mi relación con ellos es efímera. La mayor parte de los libros con los que convivo son regalos (¿por qué regaláis libros aleatorios, gente?) y libros de consulta.

Podcasts


  1. ¿Qué cosas afectan a la producción académica? SPOILER

    El trabajo estresante y precario, la salud mental también precaria, el invisible trabajo de cuidados, la soledad de quien cambia de vivienda cada tres años … A Newton le afectaban todas ellas, por supuesto.

     

Camino a la panificación: pan de pandemia

Me pilló el encierro sin harina blanca y con una pila de avellanas producidas en un huerto que no es el mío. Vista la locura que suponen las compras en un pueblo como el mío en el que el pequeño comercio hace años que murió, decidí panificar con lo que tenía a mano y no comprar absolutamente nada hasta que se acabase esta situación irreal en la que vivimos. Ya tocará gastarse los dineros no gastados en levantar a nuestras tiendecitas, artistas y demás personas que, a diferencia de los que se están enriqueciendo ahora, forman parte del tejido social.

Adapté esta receta a mi molde, a mis ingredientes disponibles y a mi masa madre. Tal y como dice la receta original, el aderezo puede cambiarse según el gusto o la economía del panadero.

Os dejo con mi proceso, cuidaos mucho.

Pan integral con semillas y frutos secos

También conocido como El Ladrillo


Ingredientes

  • 200g de masa madre de espelta al 100% de hidratación
  • 400g de harina integral
  • 365g agua
  • 10g sal
  • 200g de aderezo: una mezcla aleatoria de semillas de lino, sesámo y avellanas
  • Un par de gramos de levadura seca (la masa madre está vaga)

Direcciones

  1. Mezclé todo menos el aderezo y generé una masa
  2. Añadí el aderezo a la masa
  3. Unté con aceite y un pincel un molde rectangular de pan (el mío es de 24cm × 12cm × 9.5cm) y volqué la masa aderezada.
  4. Metí el molde en una bolsa de congelar de esas de zip y lo dejé fermentando en la nevera 12h
  5. Asé en horno precalentado a 250ºC, los primeros 10 minutos a 250ºC solo con calor arriba, luego 40 minutos a 200ºC y con el calor residual del horno otros 10 minutillos más.

En que ando: febrero

Febrero es un mes corto pero se me ha hecho muy largo. ¿Tendrá que ver esto con que haya dedicado casi todo el mes a la papelada para acreditarme como profesora (ayudante) de universidad? Nah, seguro que no. ¡Aunque este proceso me hizo aprender cosas! Ahora sé manipular pdfs desde la terminal. Me faltan trámites por hacer, pero soy más sabia.

Otro motivo por el que este mes me ha durado como catorce, es que estoy escribiendo (otro) paper, uno que generaliza un método cálculo que hemos desarrollado en el grupo de investigación y, tanto la escritura como los ordenadores (ese concepto), me han estado dando montones de problemas. Menos mal que también aprendí cosas gracias a los problemas: descubrí la clase standalone de LaTeX.

No ha sido todo muerte y destrucción en febrero, claro, también han nacido las berenjenas y he aprendido a hacer mermelada usando La Ciencia. Resulta que tenía un bote de agar agar por motivos y descubrí que vale para hacer mermelada rápida y menos endulzada. Generalmente, para hacer mermelada se usa pectina, un azúcar que en presencia de agua forma un gel. Frutas como la manzana y el membrillo tienen bastante pectina por lo que al cocerlas con azúcar (el azúcar absorbe agua y permite que las moléculas de pectina se unan) tienden a hacerse bloque. Hacer mermelada solo con la pectina de la propia fruta lleva su ratillo porque requiere reducir el agua y hacer que la masa llegue a los 105C y haber echado un elemento ácido. Si tienes un bote de agar agar, en cambio, solo se necesita echar una pizca (¡un 1% del peso de lo que quiere ser solidificado para una gelatina tiesa!) en la futura mermelada, llevarla a ebullición y dejarla enfriar para que se solidifique. Así, he generado mermelada de fresa y de plátano y estoy investigando cuál es la mínima cantidad de elemento endulzante que puedo usar para que siga sabiendo a mermelada pero sin que jame yo toneladas de azúcar.

Algunas cosas interesantes

Os dejo, como cada mes, cosas que he visto, oído y leído. ¡Gracias a los que compartís contenido por la red!

Artículos

Libros

He estado leyendo ciencia ficción rusa, concretamente el libro en el que está basado 1984, un poco sobre política y «racionalidad científica» en Seeing like a state y otro poco sobre palabras en LTI. Apuntes de un filólogo.

Podcasts

  • Mujeres libres en La linterna de Diógenes: sobre un grupo de mujeres pioneras en el feminismo.

  • La ley de Boyle y el género en El laboratorio de Medea: sobre la influencia del género en el contenido técnico y el origen del estereotipo del «buen científico».

Vídeos

  • Learn Esperanto first: sobre cómo aprender esperanto como segunda lengua puede ayudar a los niños a entender cómo funcionan los idiomas.

Suena

Lo que he aprendido: pdfjam y la ANECA

Estoy en plena diversión de la ANECA. Llevo dos semanas pidiendo certificados para justificar todas las actividades que he llevado a cabo en la universidad y añadiéndolas una a una a un formulario. Luego diremos que si endogamia en la academia y cosas, pero ¿qué esperamos si la manera de acreditarse como profesora pasa por haber guardado todos los papeles que te han dado en tu vida? ¿Quién sabe esto?

Lo que nunca imaginé es que este lío de papeles, firmas electrónicas y plataformas estatales con certificados de seguridad caducados me llevaría a aprender a manipular pdfs desde la terminal. Todo ello porque el sistema pide cosas como un documento que reúna la primera y la última página de los artículos publicados u otro con la portada, índice y resumen de la tesis doctoral. En mi entorno windowsero laboral hubiera usado el Acrobat Reader pero (¡oh, ironías!) parece ser que la versión que tenemos no es compatible del todo con la versión que tenemos de Windows.

Me puse por lo tanto a buscar alteranativas. Encontré un par de herramientas visuales como PDFsam, que lleva licencia GPL, y PDFtk y alguna otra herramienta para la terminal como Coherent PDF Command Line Tools pero al final me quedé con PDFjam, un conjunto de programillas para la terminal para manipular archivos pdf basado en el paquete de LaTeX pdfpages. La razón no puede ser más pragmática: viene con las distribuciones de LaTeX por lo que no tenía que instalarlo.

Si habéis usado alguna vez pdfpages, recordaréis que permite incluir en un documento hojas así variadas de un pdf y girarlas, empequeñecerlas o hacer múltiples manipulaciones con ellas. El caso más sencillo, que sería incluir simplemente unas páginas de un pdf en otro documento, tendría una pinta así:

\documentclass{article}
\usepackage{pdfpages}

\begin{document}
    \includepdf[pages={1,6-7,10}]{input}
\end{document}

Pues PDFjam nos permite hacer esto mismo desde la terminal:

pdfjam input.pdf '1,6-7,10' --outfile output.pdf

Extraer la primera página de unos documentos y unirlas en un único documento final se convierte de repente en una tontería:

pdfjam input1.pdf '1' input2.pdf '1' --outfile output.pdf 

¡JA, ANECA, creías que ibas a vencerme!

Me queda como investigación para el futuro hacer un buclecillo que vaya haciendo algo de este tipo automáticamente para todos los archivos de una carpeta.

Otro tema interesante es que las versiones anteriores a la 3.02 incluyen unas pocas funciones para rotar las páginas en sentido antihorario (o positivo para los científicos):

pdf90 input.pdf # produce input-rotated90.pdf
pdf180 input.pdf
pdf270 input.pdf

que, como se puede ver en el repo en el que están ahora son wrappers de pequeños scripts del tipo:

pdfjam --suffix rotated90 --angle 90 --fitpaper true --rotateoversize true "$@"

Leer el manual de pdfpages y compararlo con este script nos ayuda a entender que las opciones de PDFjam son las mismas que las de pdfpages pero con sintaxis de terminal.

¡Otra vez la magia del software libre salva el día!

Aunque igual no…

Ya que cuando creía que tenía todo bajo control hubo un plot twist:

Usted se registró en cl@ve por Internet y el trámite que está intentando realizar requiere que el registro en cl@ve haya sido de forma presencial.

Contra la burocracia no hay magia que sirva.

Referencias

PDFjam en Github

PDFjam-extras en Github

pdfpages en CTAN

Quickly extracting individual pages from a document en TeX exchange

Command line: How do you rotate a PDF file 90 degrees? en Unix&Linux Stackexchange

Lo que he aprendido: la clase standalone

¡He aprendido nuevas cosas LaTeXianas! El tema es que quería hacer un diagrama de flujo con unas ecuaciones y cosas y después de dedicarle quince minutos en el Draw me di cuenta de que estaba perdiendo el tiempo. ¡Cuánto mejor se hacen esas cosas en LaTeX! Encontré un bicho que me molaba en TeXample y me puse a modificarlo.

Todo fue muy bien hasta que me di cuenta de que yo tenía que mandar el historio a una revista y que debían compilarlo allí y que eso iba a fallar seguro. Y luego vendría el horror (¡el horror!) de editar el archivo original hasta que aquello funcionase. Aquí fue cuando (entre sudores fríos) descubrí la clase standalone: una clase que permite compilar un trocito de LaTeX y recorta la salida. Perfecto para crear gráficos, exportarlos y usarlos como si fueran imágenes.

Su uso más básico sería:

\documentclass{standalone}

\begin{document}
Cosas que queremos que aparezcan en un pdf recortado al máximo
\end{document}

El ejemplo anterior igual es un poco ridículo, pero se pilla la idea. Es esto especialmente útil para las imágenes producidas con TikZ. Por ejemplo, para guardar en un pdf una de mis típicas vigas hago:

\documentclass{standalone}

\usepackage{stanli} % paquete para estructuras
\usepackage[ugly]{units} % paquete para unidades

\begin{document}
\begin{tikzpicture}
  \scaling{2};

  % Nodos 
  \point{a}{0}{0};
  \point{b}{3}{0};

  % Barras
  \beam{2}{a}{b}; 

  % Apoyos
  \support{1}{a}
  \support{2}{b}

  % Fuerzas
  \lineload{1}{a}{b}[0][1.5];
  \notation{1}{b}{\unit[6]{kN/m}}[above=18mm];

  % Nombres de nodos
  \notation{1}{a}{A}[left=3mm];
  \notation{1}{b}{B}[right=3mm];

  % Cotas
  \dimensioning{1}{a}{b}{-1.5}[{\unit[9]{m}}]; % horizontal

\end{tikzpicture}

\end{document}

Ahora puedo usar mis dibujos chulis de LaTeX cuando escribo (dios no lo quiera) en Word.

El propio paquete TikZ tiene una opción que hace algo similar, pero implicar activar el shell escape y no me apetecía. Y bueno, que aparte de la clase, también existe el paquete standalone, que hace más cosas y que tal vez investigue en el futuro.

Referencias

Documentación de la clase

Compile a LaTeX document into a PNG image that’s as short as possible en TeX Exchange

Cropping the output file to its content in LaTeX